Aprendamos Juntos
A menudo las noticias del ámbito educativo hacen referencia a la inclusividad como una de las metas de la nueva escuela. Es el mismo Ministerio de Educación quién nos habla de la atención educativa enfocada en la diversidad, la cual garantizaría el desarrollo emocional y académico de todos los menores que formen parte del sistema educativo actual. Por supuesto esto seria iniciado por algunos agentes específicos en lo que refiere a la materia estudiantil como lo son los docentes, profesores en el área diferencial, psicólogos escolares y psicopedagogos.
Dentro de cada establecimiento educativo se presentan la diversidad cultural, social y sexual tanto en el alumnado como dentro de los mismos apoderados y más internamente en los funcionarios de dicho establecimiento. Es por esto mismo que la rigurosidad con la que deben presentarse y realizar sus labores aquellos profesionales que a diario se vean relacionados con menores debe ser constante. Ya que lo esencial para trabajar en dicha situación es crear una atmósfera de confianza entre el aprendiz y el profesional, entre el tutor y aquel que pretende apoyar externamente del hogar a su hijo.
Actualmente en la mayor parte de las escuelas se puede apreciar una integración física a todas las culturas y a todos aquellos que presentan discapacidad física o mental, pero no así una inclusión de esta población extra en el currículo que se desempeña en el centro educativo. No es difícil deducir que el proceso de aculturación que viven los y las menores de países diferentes al nuestro como lo son los alumnos transferidos desde Estados Unidos, China, Alemania e inclusive los que no provienen desde tan lejos como alumnos Peruanos o Argentinos esta presenten y por medio de este adquieren vocabulario y conocimientos ajenos a los de su país natal, pero no por esto olvidan o renuncian a sus costumbres y tradiciones, las cuales no son bien recibidas o internalizadas en la escuela, lo que es contraproducente si se plantea según la teoría psicosocial de Lev Vygotsky la cual menciona que el ser humano puede modificar el medio para sus propios fines siempre y cuando su cultura sea la base de esos cambios, la inclusión que se expone hoy en día en las escuelas produce un alejamiento cada ves más rápido del alumnado de sus raices, sea cual sea su nacionalidad.
El rol del psicopedagogo en base a este tema trascendental es el de resguardar la integridad emocional y física de estos alumnos que se encuentran en un “ desamparo social-estudiantil ”, por no ser respetados y a demás por que en algunos de los casos estos menores al no comprender la metodología de enseñanza que expone su tutor de aula es literalmente marginado e identificado como un alumno con déficit atencional, problemas de aprendizaje o hiperactividad (si su comportamiento y su forma de aprender fuese kinestésica) sin un diagnostico verídico, lo que a demás de causar perjuicios emocionales al menor provoca que los alumnos sientan lastima o rechazo hacia dicho compañero lo que prontamente se podría transformar en lo actualmente se conoce como Bulling. El psicopedagogo debe evitar todas estas posibles consecuencias desde la causa inicial al comenzar a trabajar con el menor o adolescente en cuestión desde su ingreso al establecimiento, proporcionándole calidez, afecto, respeto y sinceridad al momento de efectuar o desarrollar las materias que se encuentren en el currículo y más aya del desarrollo académico ocuparse de que dicho alumno se sienta respaldado y valorado ya que estos alumnos no solo se enfrenta a un desafió estudiantil sino que además de carácter familiar, económico, personal y afectivo.
La diversidad no solo se plantea en la nacionalidad o en las costumbres, también la edad y la condición sexual son parte de los identificadores humanos que contribuyen a la creación de otro tipo de población dentro de una misma cultura.
Dentro de los establecimientos educativos se encuentra una población minoritaria de alumnos gays y alumnas lesbianas o bisexuales, los cuales generalmente son el centro de atención negativa por parte de sus compañeros y en algunos casos por funcionarios de dicho establecimiento, el cual se traduce como acoso y en cifra es un 56.2 % del alumnado de dicha condición según el reporte anual de la FELGBT. Estos y estas menores son en gran porcentaje contribuyentes al bajo rendimiento escolar que se presenta actualmente y esto se debe a la desmotivación que les produce el ir a la escuela ya que es el sitio en el cual son discriminados, golpeados y hostigados. Otros sin embargo se enfocan en el rendimiento de manera excesiva, esto para sobresalir y llenar ese vació que les deja el exilio social, más no es del todo producente ya que no es el aprender la motivación real que los incita a ser alumnos de excelencia académica. El apoyo psicológico y pedagogogico que necesitan estos alumnos debe ser efectuado por un profesional competente, en la gran parte de los casos no se presenta la situación apropiada ya que son derivados a los llamados “orientadores” que tienden a enfocarse en el desempeño final que llevan los alumnos o es enviado con un psicólogo el cual mediara por el bien común dentro de la familia de dicho menor (que generalmente es otra fuente discriminatoria) lo cual no se enfoca en el conflicto central o no regulariza en totalidad el problema. En estos casos la misión del psicopedagogo es hacer que el alumno recupere la confianza en si mismo a través de sus propios logros, entregarle afecto y respeto y al momento de hacerlo ser lo más claro y preciso posible recordando que los alumnos que se encuentran en la adolescencia requieren de más atención, que son más propensos a confundir las situaciones y que bajo el cargo de un profesional sin ética se encuentran en riesgo mayor y reduciría las posibilidades de romper el ciclo al cual podemos llamar Indefensión aprendida, al escuchar al adolescente se avanza más rápidamente que solo pretendiendo enseñar lo establecido, el ingresar a su “mundo” eleva las posibilidades de llegar a un consenso entre aprendiz y maestro para la practica educativa efectiva.
Con respecto a la edad se puede afirmar que de cada diez adultos tres son analfabetos y de los siete restantes cuatro no recuerdan más de un 40% de lo que se les enseño en la escuela precisó David Forsberg, director internacional de Alfalit, destinada a la alfabetización de adultos. Esto se debe primeramente a que hasta hace un par de años atrás la educación era un privilegio del cual no todos gozaban y que la enseñanza era de carácter mecanizado y unilateral, lo cual increíblemente excluía al alumnado al momento de desempeñar lo aprendido en clases. Esta realidad se ha mantenido a lo largo de la vida de aquellos menores que fueron parte de aquella metodología de enseñanza y se manifiesta en sus labores diarias hoy en día ya convertidos en adultos. Para que el mecanicismo de la enseñanza no se apodere de las nuevas generaciones la labor que han de cumplir los maestro y más específicamente el psicopedagogo es facilitar el proceso de enseñanza-aprendizaje transformar todas las materias del currículo en la esencia de lo cotidiano y cada una de estas al mismo tiempo en un aprendizaje significativo como lo expuso Ausubel.
El aprendizaje es bilateral, el niño enseñara a su madre y viceversa, así mismo el alumno enseñara al maestro de nuevas materias y se complementaran, independientemente de las necesidades emocional de cada edad y que es relevante el satisfacerlas, el proceso para llegar al acoplamiento optimo en la educación se hace mas fácil con herramientas y metodologías que el psicopedagogo entregara a cada una de las partes.
Dentro de los centros educativos se presenta el caso de los alumnos que ya han superado la mayoría de edad y aun se encuentran en cursos de nivel básico o medio inicial. Es frecuente que estos alumnos no crean salir exitosos de esta etapa por los fracasos anteriores, esto es otro de ejemplo de la ya mencionada indefensión aprendida.
A demás del caso de los adultos analfabetos y de los jóvenes adultos en proceso de escolarización se presentan dentro de la diversidad en la sociedad aquellos que en algún momento de su vida estuvieron recluidos de libertad o por necesidad económica nunca ingresaron a la escuela, la practica psicopedagógica en este plano es más compleja pero así mismo más satisfactoria, ya que el cambio positivo que se ha de generar a través de estímulos y más tarde de la propia auto motivación del “aprendiz” por superar las barreras de la ignorancia será el avance físico que pretenderá iniciar el cambio dentro de la misma sociedad cultural, emocional y académicamente hablando.
La psicopedagogía se introduce en los ámbitos familiares, escolares, emocionales y sociales de cada persona, es por esto que es un agente fuerte dentro de lo que es el proyecto de nueva escuela y un patrón prometedor en lo que a educación emocional se refiere.
Valga la redundancia el rol psicopedagógico se traduce en apoyar afectivamente, enseñar de forma bilateral y significativa, producir un cambio en lo que se conoce como “conciencia social”, ser parte de la vida del alumno, ser fuente de respaldo a los padres y apoderados, ser colega y compañero de los maestros que trabajan con la integridad de los menores, en palabras simples ser padre, amigo y hermano de aquel que necesita de apoyo psicológico y pedagógico.
En la sociedad actual la enseñanza emocional ha sido apartada del currículo y transformada en materia secundaria junto con la música y las demás artes. Debido a esto las personas han olvidado o más bien ignoran cual es su capacidad real al enfrentar los desafíos, como superar las complicaciones que a diario se presentan y también como abandonar la pasividad con la que se desempeñan laboral, familiar y académicamente. Cuando las emociones no se han aprendido dice la señora Amanda Céspedes es muy difícil aprender lo externo al ser, es más difícil el almacenar la información de manera gustosa ya que no se encuentra propósito. Cuando el hombre se conoce puede conocer lo externo, cuando puedo entrar en la vida del otro sin esperar que el otro entre en la mía puedo comprender mejor con que puedo solucionar sus problemas, enuncio Carl Rogers en 1963.
Así mismo el psicopedagogo intenta ser arbitro entre el afecto y el conocimiento, balancear las expectativas del alumnado con las que la sociedad impone, ayudar a la maduración de las ideas y de las capacidades, a través de las caídas concretar logros, el surgimiento de la capacidad reciliente, transformar el miedo que se tiene a lo diferente por respeto desinteresado.
Las religiones, costumbres, razas y niveles socio-económicos son también parte de la diversidad que se encuentra en el terreno de la psicopedagogía. Dentro de las competencias de este tipo de especialistas se encuentra el análisis y externamente la reflexión, las cuales unidas producen apreciación amplia de cada situación, de como abarcarla y como deshacer el efecto que produce dicha causa, estas capacidades pretenden a demás erradicar la exclusividad que se les otorga a algunos alumnos en la sociedad, la exclusión a menores y adultos que sufren y se ven limitados a aprender solo por ser “diferentes” a la mayoría y de paso exterminar el estrés escolar que se crea en situaciones de hostilidad académica.
¡La doctrina de la igualdad!... Pero si no existe veneno más venenoso que ése: pues esa doctrina parece ser predicada por la justicia misma, mientras que es el final de la justicia..."Igualdad para los iguales, desigualdad para los desiguales" - ése seria el verdadero discurso de la justicia: y, lo que de ahí se sigue, "no igualar jamás a los desiguales". (Friedrich Nietzsche).Patricio L. Ortega O.