La Trampa del Burro
Anónimo
Érase una vez un comerciante que junto a su burro se dirigían
a la costa en busca de sal. En el camino de regreso, al pasar por el lago, el
burro tropezó y cayó.
Cuando se levantó, se
dio cuenta que el costal de sal ya no pesaba tanto, porque al caer, la sal se mojó
y así mismo se diluyo alivianando la carga.
Retornó el comerciante de nuevo a la costa y cargó más sal
que la vez anterior. Cuando llegaron otra vez al río, el burro se tiró a
propósito en el mismo lugar que la vez anterior, y levantándose otra vez con
menos peso de carga se enorgulleció de su astuta trampa.
El comerciante notó el truco del burro y para darle una
lección, regresó por tercera vez a l costa.
Esta vez, no ordenó cargamentos de sal sino de esponjas.
Sabía que al mojarse, las esponjas retendrían el agua y aumentarían terriblemente
su peso.
Al pasar por el río, el burro se tiró en el mismo sitio,
pero esta vez las esponjas se llenaron de agua.
Al levantarse, debió realizar un esfuerzo enorme porque el
peso, lejos de ser menor, se había duplicado.
Y así el truco le salió al revés al “pobre” burro, en vez de
alivianar su carga ahora llevaba a cuestas más del doble de peso.
“moraleja: Tratar de evitar el deber haciendo trucos, sólo
nos dañará a nosotros mismos”
No hay comentarios:
Publicar un comentario