Wey el Despistado Cangrejo
Anónimo
Anónimo
Nuestra historia es un hecho que ocurrió cerca de un río y
que recuerdo con mucho cariño.
Una linda mañana de otoño, en que las hojas de los árboles
se empiezan a caer y el frío hace su aparición por los caminos, una familia de cangrejos
que tenía su casa junto al río, salió temprano en busca de alimento y a dar un
paseo.
Esta familia estaba formada por Mamá cangrejo, Papá cangrejo
y dos cangrejitos juguetones, a quienes les gustaba adelantarse y no esperar a
sus papás; salieron de su casa rápido, rápido, a caminar.
Su mamá les advirtió:
-No se alejen mucho, se pueden perder.
Y ellos contestaron a coro:
-No mamá, sabemos el camino de memoria.
-Aun así, dijo mamá cangrejo, estén cerca de nosotros por
cualquier contratiempo.
Los cangrejitos se pusieron a jugar y a jugar, inventaron
carreras, competencias con sus tenazas y muchos juegos más. Al más pequeño se
le ocurrió jugar a esconderse, ya que son muy rápidos para hacerlo.
Wey y Pon, que así se llamaban los cangrejitos, se escondían
y por turnos se buscaban uno al otro. Se divertían mucho y, sin darse cuenta,
se alejaron de sus papás. Wey, el más pequeño, se escondió tan bien que Pon lo
busco y lo buscó y no lo encontró. Preocupado, fue a buscar a sus papás para
avisarles que Wey no apareció. Mientras tanto, Wey salió de su escondite y no
encontró a su hermano, por lo que empezó a caminar y caminar, tratando de
recordar el camino para regresar a su casa y sorprender a su familia.
-¡Ay, qué cansado estoy! - dijo Wey- creo que el camino está
muy largo hoy.
Sin darse cuenta siguió avanzando y se metió a un lugar muy
grande y muy arbolado, con caminos marcados y pisos muy pulidos y brillosos.
Wey, desesperado y cansado, exclamó:
-¡Me resbalo demasiado! ¿En dónde estaré? No sé, no sé… buscaré
a Pon, tal vez haya entrado aquí antes que yo.
En aquel lugar se escuchaba un murmullo, parecían niños
hablando, pero no hizo caso y siguió caminando. Cuando de repente, se escuchó:
-¡Maestra, hay algo cerca de su pie!
Y se oyó un grito de sobresalto:
-¡Un cangrejo! ¡Un cangrejo! ¡Un cangrejo en la clase!
-Niños, ordénense. No lo vayan a lastimar. Busquen a Don
Mario para que lo venga a sacar- dijo la maestra.
-Wey, asustado por los gritos, corrió y corrió hasta que
encontró un sitio para esconderse y no se movió. Don Mario llegó y lo sacó, lo
puso en una caja de cristal y se lo enseñó a todos los de la escuela.
Más tarde, el Sr. Mario llevó a Wey al río y al abrir la
caja, éste saltó y nadó.
Mientras tanto, Mamá, Papá y Pon lo seguían buscando por
doquier…Wey asustado y cansado, los encontró y exclamó:
-¡Estoy aquí, Mamá, Pon, Papá! ¡Aquí estoy!
-¡Qué feliz soy de estar otra vez con ustedes, querida
familia!
Les contó su aventura y todos al mismo tiempo le dijeron:
-Wey,Wey, cangrejito despistado, no te vuelvas a alejar,
pues nos has preocupado.
Wey aprendió la lección y cada vez que sale, siempre se
queda cerca de su familia.
Fin
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