(Las habichuelas
mágicas)
Anónimo
Sección cuentos clásicos
Periquin vivia con su madre, que era viuda, en una cabaña de
bosque. Con el tiempo fue empeorando la situacion familiar, la madre determino
mandar a Periquin a la ciudad, para que alli intentase vender la unica vaca que
poseian. El niño se puso en camino, llevando atado con una cuerda al animal, y
se encontro con un hombre que llevaba un saquito de habichuelas. -Son
maravillosas -explico aquel hombre-. Si te gustan, te las dare a cambio de la
vaca. Asi lo hizo Periquin, y volvio muy contento a su casa. Pero la viuda,
disgustada al ver la necedad del muchacho, cogio las habichuelas y las arrojo a
la calle.
Despues se puso a llorar. Cuando se levanto Periquin al dia
siguiente, fue grande su sorpresa al ver que las habichuelas habian crecido
tanto durante la noche, que las ramas se perdian de vista. Se puso Periquin a
trepar por la planta, y sube que sube, llego a un pais desconocido. Entro en un
castillo y vio a un malvado gigante que tenia una gallina que ponia huevos de
oro cada vez que el se lo mandaba. Espero el niño a que el gigante se durmiera,
y tomando la gallina, escapo con ella. Llego a las ramas de las habichuelas, y
descolgandose, toco el suelo y entro en la cabaña.
La madre se puso muy contenta. Y asi fueron vendiendo los
huevos de oro, y con su producto vivieron tranquilos mucho tiempo, hasta que la
gallina se murio y Periquin tuvo que trepar por la planta otra vez, dirigiendose
al castillo del gigante. Se escondio tras una cortina y pudo observar como el
dueño del castillo iba contando monedas de oro que sacaba de un bolson de
cuero.
En cuanto se durmio el gigante, salio Periquin y, recogiendo el
talego de oro, echo a correr hacia la planta gigantesca y bajo a su casa. Asi la
viuda y su hijo tuvieron dinero para ir viviendo mucho tiempo. Sin embargo,
llego un dia en que el bolson de cuero del dinero quedo completamente vacio.
Se cogio Periquin por tercera vez a las ramas de la planta, y
fue escalandolas hasta llegar a la cima. Entonces vio al ogro guardar en un
cajon una cajita que, cada vez que se levantaba la tapa, dejaba caer una moneda
de oro. Cuando el gigante salio de la estancia, cogio el niño la cajita
prodigiosa y se la guardo. Desde su escondite vio Periquin que el gigante se
tumbaba en un sofa, y un arpa, oh maravilla!, tocaba sola, sin que mano alguna
pulsara sus cuerdas, una delicada musica.
El gigante, mientras escuchaba aquella melodia, fue cayendo en
el sueño poco a poco. Apenas le vio asi Periquin, cogio el arpa y echo a correr.
Pero el arpa estaba encantada y, al ser tomada por Periquin, empezo a gritar:
-Eh, señor amo, despierte usted, que me roban! Despertose sobresaltado el
gigante y empezaron a llegar de nuevo desde la calle los gritos acusadores:
-Señor amo, que me roban! Viendo lo que ocurria, el gigante salio en persecucion
de Periquin.
Resonaban a espaldas del niño pasos del gigante, cuando, ya cogido a las ramas empezaba a bajar. Se daba mucha prisa, pero, al mirar hacia la altura, vio que tambien el gigante descendia hacia el.
No habia tiempo que perder, y asi que grito Periquin a su
madre, que estaba en casa preparando la comida: -Madre, traigame el hacha en
seguida, que me persigue el gigante! Acudio la madre con el hacha, y Periquin,
de un certero golpe, corto el tronco de la tragica habichuela. Al caer, el
gigante se estrello, pagando asi sus fechorias, y Periquin y su madre vivieron
felices con el producto de la cajita que, al abrirse, dejaba caer una moneda de
oro.
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