domingo, 5 de junio de 2011

El Pozo de Los Deseos


















El Pozo de Los Deseos
(Patricio L. Otega)

  
A los once años, Clara quedo huérfana de padres, y no tenía a más nadie quien le pudiera ayudar. Como no podía mantener la casa en la que hasta entonces vivía, y tampoco quería para en un orfanato, decidió marcharse y vivir en el lugar mas calido que encontrara.
Ya pasada una semana de su partida, llego hasta el parque central de Temuco. Había muchas bancas, juegos para niños, y muchas personas de curioso aspecto. Clarita ya muy cansada de tanto andar, y dormir en lugares fríos, se sentó en una banquita que estaba cubierta por la sombra de un sauce, en ella se encontraba ya sentado un hombre de aspecto mayor, con abrigo de cótele y gafas de lectura. Paso entonces, que el cansancio la venció y se quedo dormida. Para cuando despertó ya era muy tarde y estaba oscuro, además sentía un hambre que la consumía y no tenia dinero para comprar comida. Fue entonces que vio que a mitad de la plaza había una fuente muy bella, y que en su borde se encontraba aún sentada una mujer alimentando a las aves de lugar. Clarita se levanto y fue corriendo donde la mujer, al llegar frente a ella, le pregunto; Señora ¿Me podría regalar un trozo de pan, de ese que le da a los pajaritos?, entonces la mujer le dijo; claro pequeña, pero no te molesta que este duro y que sean casi puras migas. Sin pensar en nada más que en el hambre Clarita respondió; No buena señora solo tengo hambre y eso me llenara. La Anciana le regalo un trozo y la niña lo agradeció. Un par de horas pasaron en las que ambas conversaron, Clara le contó que había quedado huérfana y que no tenia donde vivir. Muy triste la anciana le dijo que debía partir pero que pronto regresaría, ya que cada domingo regresaría para alimentar a las Palomitas del lugar.
A la mañana siguiente, fue un hombre quien despertó a Clara, que dormía junto a la fuente. Ese hombre era un jardinero municipal llamado Pedro, al que le pareció muy curioso ver a una niña tan pequeña hay tirada durmiendo. Fue entonces que le pregunto que hacia hay, Clara confió de inmediato en él y le contó absolutamente todo, lo mismo que relato a la mujer palomera, aún más, ya que ayudo al jardinero a regar y limpiar la plaza por completo hasta el anochecer. Así otro día paso, y Clara seguía en ese lugar, gracias a Dios no tenia hambre, ya que su nuevo amigo le había invitado de su almuerzo. Pero la preocupación latente de Clara, era, como obtendría alimento el siguiente día.
Ya Pasado casi un mes en aquel curioso lugar, y siendo alimentada y cuidada por todas las personas que a diario visitaban la plazoleta, la niña no sufrió de hambre. Claro que aun le faltaba el afecto de sus padres y además que el borde de una fuente tipo pozo, no era la mejor cama, más no le molestaba esto a la niña, ya que disfrutaba del reflejo de la luna, que se producía en el agua cristalina de aquella fuente. Muchas personas llamaban a Clarita, el Angelito de la fuente, pero ella se autonombro como la Protectora de la Fuente de los deseos, ya que cada ves que que miraba el reflejo y pedía algo con todo el corazón, según ella, la fuente se lo concedía, en esto entraba la comida y la compañía, y además que la policía no se la llevara de aquel lugar, más no todos los deseos se le habían cumplido, ya que el primero fue encontrar una familia, y aun no se cumplía. Pasaron los Meses y la presencia de la niña, era ya una costumbre, durante estos meses, Clarita se las ingenio para sobrevivir, ayudando alas señoras a llevar las compras del mercado mas cercanas, a los señores lustrarles los zapatos, a demás de cuidar bicicletas, pasear a los perros de los visitantes de la plaza y hasta cantar en ocasiones. Así entonces pudo mantenerse en pie aun esperando que la fuente le concediera la tan anhelada familia.

Pasaron las fiestas patrias, halloween y Navidad también. La niña veía con una melancólica felicidad a las familias que felizmente pasaban unidas. Se regocijaba con ver sonreír a los niños, como las madres los acariciaban y como los padres los montaban sobre sus hombros. Si tan solo un poco de ese amor fuera para ella, más no ocurrió que por su soledad se volviera distante, ella aun mantenía la sonrisa y la fe con la que se caracterizaba.
Entonces llego el día 31 del mes 12, ya iniciaría un nuevo año, y ella aun se mantenía en el mismo lugar, hay mismo desde hacia 10 meses. Entonces el hombre que se encontraba en la banquilla el primer día de Clara en la plaza se le acerco, y le pregunto; Pequeño Ángel ¿te gustaría venir a celebrar el año nuevo a mi casa?, no es mucho lo que te puedo ofrecer pero, por hoy servirá creo yo. Clarita no esperaba esto, pero sin pensarlo dos veces contesto; Claro señor, pero a cambio me permitirá limpiar sus zapatos. El hombre rió naturalmente y le dijo que estaba bien.
Fue así entonces como los dos llegaron a lo que parecía una Choza, pequeña de madera, pero en interior era muy calida. La niña entro y se quedo fascinada con lo que vio, aun en un rincón se encontraba el árbol de navidad de la casa y junto a el una mesa cuadrada, con un mantel blanco como la nieve, sobre el habían cuatro copas, cuatro platos, sus cubiertos y unas velas.
Clarita le pregunto; señor ¿su familia es muy grande?, No tanto pequeña, le respondió.
Fue entonces cuando dos hombres entraron en la habitación, vestían sotanas y un singular gorrito café. A la niña le parecieron de un aspecto gracioso, pero no se rio ya que para ella eso era de mala educación.
Cuando se sentaron y antes de comenzar a comer, dieron gracias a Dios por los alimentos y también por la visita de aquella pequeña. Comenzaron a comer entonces, la comida esta tan sabrosa que nada a demás de una casa grande y blanca, con una cruz en el techo pudo desconcentrar a la niña. Curiosa entonces pregunto, ¿Señores que es aquel lugar? Como respuesta escucha, esa es la casa de Dios, la iglesia, hay viven todos aquellos que crean el él. Pensativa pregunto, y yo, ¿puedo vivir hay?
Felizmente la repuesta fue un, Claro, tu puedes vivir hay y servirle a él.
Fue entonces que desde aquel día  uno del año nuevo, Clara ya no fue más huna huérfana. Ya que Dios escucho su deseo, y vio su noble corazón en el reflejo de aquella fuente, que había sido su cama por diez largos meses.

* Este cuento que he inventado para este Blog, espero que aquellos que lo lean disfruten de él, como yo lo he hecho escribiéndolo, y que todos aquellos que deseen utilizarlo y divulgarlo lo hagan, ya que esta creado para ser leído a todos los niños.
Mi primera creación se la dedico a mi amiga Nicole Quichel M., actualmente compañera de carrera. El por que de esta dedicatoria es, que a través de sus palabras, mis dudas actuales han encontrado consuelo, que  por medio de su compañía ya la soledad no existe en mi y que por mas vueltas que mi mente busca para responder esta pregunta, solo creo que Dios no puso en el mismo camino ya que por diferente que nos veamos, en realidad somos iguales de espíritu y de actitud. ¡Te quiero Amiga!
                                           

                                                 Patricio L. Ortega O.
                                          Domingo 05 de Junio de 2011

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