Tal Como Soy /Adaptación
En la cancha, al lado de la plaza, todos los días un grupo
de muchachos jugaban futbol.
De regreso del colegio, Pavel siempre se detiene para verlos
jugar. A veces se le pasa la hora y llega
tarde a su casa para almorzar.
Aunque son más grandes, le gustaría ser como ellos: jugar
futbol así, vestirse con esas ropas tan extravagantes y hablar con los mismos
modismos.
Decidido a imitarlos, pensó en cambiar su manera de ser.
Comenzó a usar los pantalones como aquellos muchachos, y sus playeras y
sudaderas las rayó, igual que las que ellos usaban.
Andrea, Andrés, Anita, Rubén y Paulina (sus amigos) estaban
muy extrañados.
-Yo creo que con los pantalones tan cortos, como los trae,
no puede caminar bien, le debe dar mucho frío– Dijo, molesta, Andrea.
- Ya no quiere jugar a la pelota conmigo – se quejó,
tristemente, Rubén.
-Es que quiere parecerse a los niños futbolistas – dijo,
Anita.
Un día Pavel observaba a los muchachos como era costumbre.
En un momento inesperado la pelota rebotó en un poste y se fue a parar justo al
lado de él. Uno de los jugadores le hizo una señal para que recogiera la pelota
y entrara a la cancha.
Pavel apenas podía respirar de tanta emoción.
Justo le entrego la pelota al jugador mas amistoso de todos:
El Pipe. Él le dio una palmada en el hombro y le dijo:
-
¿te gusta el futbol?
-
Sí - respondió Pavel.
-
Entonces, quédate y juega con nosotros…
Pavel estaba feliz, ahora era parte del grupo que más
admiraba y sentía que lo había logrado gracias a su cambio físico, por que
ahora él no era como antes.
Lentamente comenzó a
dejar de lado a sus antiguos amigos y seguía a todas partes a sus compañeros de
futbol. Pero a ellos, esto, ya les empezaba a molestar.
Estaba bien jugar con él, pero el niño quería ir a las
mismas fiestas que ellos, hablar de las mismas cosas y era muy chico para todo
eso.
-Tenemos que hablar con él – dijo el Pipe, porque le tenía
cariño a Pavel. Y se ofreció para hacerlo.
En la tarde cuando el niño volvía de clases, encontró a “Pipe”
practicando futbol.
-
¿y los demás? – pregunto Pavel
-
Ya vienen – le contestó. Entonces, inicio la
conversación. Le dijo que lo apreciaban como compañero de futbol, pero que no
tenía que seguirlos a todos lados.
-
Tú tienes tus amigos y también tienes que jugar
con ellos – le aconsejo “pipe”
-
Pero yo quiero ser como ustedes –dijo Pavel
-
¡No! – le dijo el Pipe-. Tú tienes que ser como
eres, si no, no tiene gracia.
-
Pero yo quiero ser como ustedes – repitió Pavel.
-
Pero nosotros somos más grandes… -argumentó el
Pipe.
-
Pero yo puedo parecerme, insistió Pavel.
-
Oye-le dijo seriamente-. Nosotros te queremos y
valoramos porque pensamos que eres auténtico, pero si todo este tiempo lo único
que has hecho es tratar de parecerte a nosotros, entonces nos has engañado.
Pavel tuvo ganas de llorar, no
sabía qué decir. Pero el Pipe sabía tratar a los niños, por eso continuó
diciéndole:
-No te aflijas, lo que quiero
proponerte es que sigamos siendo amigos y compañeros de futbol, pero tienes que
ser tal como eres. ¿De acuerdo? –le pregunto.
- Esta bien-respondió Pavel,
menos triste.
-Mira, -le dijo el Pipe- si te
gusta esta ropa, póntela, sino, ponte otra… pero recuerda siempre ser tú mismo.
No es necesario que imites a los demás.
-Sí –dijo Pavel más convencido.
Al otro día, después del colegio,
el niño pasó a jugar futbol, pero esta vez no se quedó hasta el final, porque
luego del primer partido se fue a la plaza a jugar con sus amigos de antes.
Andrés, Paulina, Andrea, Anita y
Rubén estaban contentos, su amigo había vuelto.
Pavel ahora era un niño más
maduro.
Aprendió que ser uno mismo es lo
más importante, así como reconocer las cualidades y defectos de cada uno.
Aceptarse y procurar ser mejor cada día es la mayor lección que el Pipe le dio
a Pavel.
Fin.
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