martes, 7 de agosto de 2012

Tal como soy


Tal Como Soy /Adaptación
Anónimo

En la cancha, al lado de la plaza, todos los días un grupo de muchachos jugaban futbol.

De regreso del colegio, Pavel siempre se detiene para verlos jugar. A  veces se le pasa la hora y llega tarde a su casa para almorzar.

Aunque son más grandes, le gustaría ser como ellos: jugar futbol así, vestirse con esas ropas tan extravagantes y hablar con los mismos modismos.

Decidido a imitarlos, pensó en cambiar su manera de ser. Comenzó a usar los pantalones como aquellos muchachos, y sus playeras y sudaderas las rayó, igual que las que ellos usaban.

Andrea, Andrés, Anita, Rubén y Paulina (sus amigos) estaban muy extrañados.

-Yo creo que con los pantalones tan cortos, como los trae, no puede caminar bien, le debe dar mucho frío– Dijo, molesta, Andrea.

- Ya no quiere jugar a la pelota conmigo – se quejó, tristemente, Rubén.

-Es que quiere parecerse a los niños futbolistas – dijo, Anita.

Un día Pavel observaba a los muchachos como era costumbre. En un momento inesperado la pelota rebotó en un poste y se fue a parar justo al lado de él. Uno de los jugadores le hizo una señal para que recogiera la pelota y entrara a la cancha.

Pavel apenas podía respirar de tanta emoción.

Justo le entrego la pelota al jugador mas amistoso de todos: El Pipe. Él le dio una palmada en el hombro y le dijo:

-          ¿te gusta el futbol?

-          Sí -  respondió Pavel.

-          Entonces, quédate y juega con nosotros…

Pavel estaba feliz, ahora era parte del grupo que más admiraba y sentía que lo había logrado gracias a su cambio físico, por que ahora él no era como antes.

Lentamente  comenzó a dejar de lado a sus antiguos amigos y seguía a todas partes a sus compañeros de futbol. Pero a ellos, esto, ya les empezaba a molestar.

Estaba bien jugar con él, pero el niño quería ir a las mismas fiestas que ellos, hablar de las mismas cosas y era muy chico para todo eso.

-Tenemos que hablar con él – dijo el Pipe, porque le tenía cariño a Pavel. Y se ofreció para hacerlo.

En la tarde cuando el niño volvía de clases, encontró a “Pipe” practicando futbol.

-          ¿y los demás? – pregunto Pavel

-          Ya vienen – le contestó. Entonces, inicio la conversación. Le dijo que lo apreciaban como compañero de futbol, pero que no tenía que seguirlos a todos lados.

-          Tú tienes tus amigos y también tienes que jugar con ellos – le aconsejo “pipe”

-          Pero yo quiero ser como ustedes –dijo Pavel

-          ¡No! – le dijo el Pipe-. Tú tienes que ser como eres, si no, no tiene gracia.

-          Pero yo quiero ser como ustedes – repitió Pavel.

-          Pero nosotros somos más grandes… -argumentó el Pipe.

-          Pero yo puedo parecerme, insistió Pavel.

-          Oye-le dijo seriamente-. Nosotros te queremos y valoramos porque pensamos que eres auténtico, pero si todo este tiempo lo único que has hecho es tratar de parecerte a nosotros, entonces nos has engañado.



Pavel tuvo ganas de llorar, no sabía qué decir. Pero el Pipe sabía tratar a los niños, por eso continuó diciéndole:

-No te aflijas, lo que quiero proponerte es que sigamos siendo amigos y compañeros de futbol, pero tienes que ser tal como eres. ¿De acuerdo? –le pregunto.

- Esta bien-respondió Pavel, menos triste.

-Mira, -le dijo el Pipe- si te gusta esta ropa, póntela, sino, ponte otra… pero recuerda siempre ser tú mismo. No es necesario que imites a los demás.

-Sí –dijo Pavel más convencido.

Al otro día, después del colegio, el niño pasó a jugar futbol, pero esta vez no se quedó hasta el final, porque luego del primer partido se fue a la plaza a jugar con sus amigos de antes.

Andrés, Paulina, Andrea, Anita y Rubén estaban contentos, su amigo había vuelto.

Pavel ahora era un niño más maduro.

Aprendió que ser uno mismo es lo más importante, así como reconocer las cualidades y defectos de cada uno. Aceptarse y procurar ser mejor cada día es la mayor lección que el Pipe le dio a Pavel.

Fin.






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