La respuesta esta en lo opuesto
Adaptación por Patricio Ortega
Que gran decepción tenía el joven de esta historia, su
amargura absoluta era por la forma tan inhumana en que se comportaban todas las
personas, al parecer, ya a nadie le importaba nadie.
Un día dando un paseo por el monte, vio sorprendido que una
pequeña rata le llevaba comida a un gordo gato negro malherido, el cual no
podía valerse por sí mismo.
Le impresionó tanto al ver este hecho, que regresó al
siguiente día para ver si el comportamiento de la liebre era casual o habitual.
Con enorme sorpresa pudo comprobar que la escena se repetía: la ratita dejaba
un buen trozo de pescado junto al gato.
Pasaron los días y la escena se repitió de un modo idéntico,
hasta que el gato recuperó las fuerzas y pudo buscar la comida por su propia
cuenta.
Admirado por la solidaridad y cooperación entre los
animales, se dijo:
"No todo está perdido. Si los animales, que son
inferiores a nosotros, son capaces de ayudarse de este modo, mucho más lo
haremos las personas".
Y decidió hacer la experiencia: Se tiró al suelo, simulando
que estaba herido, y se puso a esperar que pasara alguien y le ayudara.
Pasaron las horas, llegó la noche y nadie se acercó en su
ayuda. Estuvo así durante todo el otro día, y ya se iba a levantar, mucho más
decepcionado que cuando comenzamos a leer esta historia, con la convicción de
que la humanidad no tenía el menor remedio, sintió dentro de sí todo el
desespero del hambriento, la soledad del enfermo, la tristeza del abandono, su corazón
estaba devastado, y casi no sentía deseo de levantarse.
Entonces allí, en ese instante, lo oyó...
¡Con qué claridad, qué hermoso!, una hermosa voz, muy dentro
de él le dijo:
Si quieres encontrar a tus semejantes, si quieres sentir que
todo ha valido la pena, si quieres seguir creyendo en la humanidad, para
encontrar a tus semejantes como hermanos, deja de hacer de gato y simplemente
se la inusual ratita.
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