Mi Primer Hermanito
Silvana GoldembergIlustración; Gabriel Bernstein
Dicen mamá y papá que
voy a tener un hermanito… o una hermanita.
No sé para qué, si estábamos muy bien así, los tres solos,
tan tranquilos y felices.
Todos se alegran, pero a mí me enoja.
Desde que me lo contaron, no paro de pensar en “eso”.
Cuando salga de la panza…
¿Tendrán tiempo papá y
mamá para jugar conmigo?
¿Me van a seguir
queriendo?
La Abu, que siempre me tejía lo que yo quería, ahora no para
de hacer escarpines y mantitas que, por supuesto, no son para mí.
Ya avisé que no lo quiero en mi pieza. Los bebés lloran
mucho y me va a molestar.
¿Será buena persona el
bebé, como me dicen que tengo que ser?
Mamá repite que tengo que hacer cosas buenas y no pelearlo,
para que él aprenda de mí. Eso de ser la hermana mayor no va a ser nada fácil.
¡En que lío me metieron!
Ahora me acuerdo… Muriel, Andrés y Camila tienen hermanitos,
y parece que no les pasó nada terrible. Les voy a preguntar cómo es eso.
La tía Daniela me trajo un libro con fotos para que yo vea
cómo el bebé crece en la panza. Tiene muy poquito pelo, se parece a mi muñeca
bebé.
Yo a mi bebé la baño y le cambio la ropa.
Mi papá dice que también puedo ayudar a bañar y cambiar a mi
hermanito. “Pero los pañales no”, les
avisé, para que sepan.
En las fotos se le ve flotando como cuando yo voy a la pile.
Y ya sabe patalear, así que me a ser fácil enseñarle a nadar.
La tía Dani me mostró en una foto el cordón por donde llega
la comida.
Después de nacer va a
tomar la leche de mi mamá. Se la presto, total, ya como comida de grandes.
Voy a separar los juguetes que ya no uso, los que me
gustaban cuando era chica, así se los doy a mi hermanito o hermanita, lo que
salga. Le tengo que enseñar cómo se juega.
En el libro que trajo mi tía, dice que el bebé, adentro de
la panza, oye lo que pasa afuera, por eso escucho mi música Bieeeeeeeeen
Fuerrrrrrrte, para que él también baile.
Cuando mi mamá me lee cuentos, se ve que a él también le gustan
porque se mueve mucho, como si pidiera más.
Ya me dan ganas de ponerle el nombre.
El mío, Catalina, lo eligieron papá y mamá.
Ahora, también estoy yo para decidir. Si es nena quiero que
se llame Juliana y si es varón, Bruno.
¿Se parecerá a mí?
Tengo muchas cosas lindas para mostrarle y contarle, no me
va a alcanzar el tiempo.
Quiero que se apure. Lo quiero conocer.
Fin.
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