El ruido en el pasillo
Patricio Ortega Ortega
Como cada noche melisa pedia ayuda a su mama para poder ir a dormir, no es que
fuera muy regalona, o que le gustara dormir acompañada, sino, que le
atemorizaba el tenebroso ruido en el pasillo.
A la mañana siguiente, cuando la familia se preparaba para
desayunar, Melisa escucho la noticia mas atroz ue sus oídos habían escuchado:
sus padres no estarían esa noche y ella quedaría a caro de su anciana vecina la
señora Julia, una mujer no muy valiente que digamos.
Cuando Melisa llego a la escuela ese dia, ya estaba muy
preocupada, por que nadie la protegería de aquel espantoso ruido, de quien sabe
que tipo de monstruo podía salir.
Franco, uno de sus compañeros sin querer empeoro las cosas,
ya que contaba la historia de un extraño monstruo suelto que buscaba niños para
comer, y que andaba muy cerca de ahí.
Eso a melisa la asusto aun mas, y cuando llego a casa
intento con todos los recursos persuadir a sus padres para se quedaran con
ella, pero nada le funciona, ya que la reunión que sus padres tenían era muy
importante y de ella dependía un importante negocio.
Fue así que al cabo de las 8.00 de la noche la señora Julia
llego y se quedo con melisa; pobre Melisa estaba totalmente perdida, según
ella. Justo en ese momento el ruido del pasillo comenzó, La niña corrió hasta
donde se encontraba la anciana, pero no fue de mucha ayuda puesto que la mujer
ya estaba dormida. Con mucho miedo la niña decidió derrotar al monstruo, no
quería que siguiera en su casa, y tendría que derrotarlo. Fue hasta el patio y
tomo con mucha dificultad la escalera que un maestro albañil había dejado hacia
unos días.
Subió por las escalera y cuando llego hasta el tejado, miro
muy cuidadosamente por si el monstruo estaba cerca, pero nada, estaba sola, o
eso parecía, justo en ese momento un crujido sonó junto a ella, Melisa se
asusto pero se dio rápidamente la vuelta para enfrentar al monstruo, pero…que
extraño (pensó), no había monstruo alguno , solo se trataba de un pájaro , que se acomodaba
en su nido, en donde además habían dos huevos.
A Melisa le causo gracia, no había monstruo, solo era su
imaginación. Ahora mas tranquila, se seto en el tejado junto al pájaro, y
fascinada con esos huevos tan pequeños.
Ya pasados unos minutos decidió bajar y acostarse, se despidió de su nuevo amigo… y
le prometió ir a visitarlo nuevamente, porque ahora ya no le asustaría mas el
ruido en el pasillo, ya que sabia que solo era el crujido del nido de un
pajarito y su familia.
Fin
No hay comentarios:
Publicar un comentario