miércoles, 27 de junio de 2012

A Quién alimentas


A quien alimentas
Patricio Ortega Ortega


         Como era  costumbre Los Indios Nugatti cada inicio de primavera realizaban la iniciación de los jóvenes miembros de la tribu a su vida adulta, este año era un tanto diferente ya que se celebraba los 16 años de vida del príncipe Kobut el hijo del cacique mayor , por tanto en esta ocasión la ceremonia se realizaría en la pradera y no en siembra como era habitual.

Al transcurrir la semana en que se festejaría el inicio de la adultez, el príncipe se mostro extraño frente a cada situación que se le presento, no hablaba mucho, casi no comía y se despertaba asustado de sus sueños.

El cacique preocupado por lo que le sucedía a su hijo, fue hasta la choza d Nava el sumo sacerdote de la tribu a pedirle consejo; Mi hijo esta como loco Nava y temo que no se comporte como es debido frente a que será el nuevo cacique supremo al morir yo.

Nava lo escucho  atentamente y luego le dijo: la presión del cielo esta cayendo sobre el príncipe y su ignorancia juvenil le esta atacando el corazón, traédmelo de inmediato y yo consejo le daré.

Casi como subordinado fue presuroso a buscar a Kobut que yacía en el centro de la tribu escuchando las historias de Palaki otro de los prematuros adultos de la tribu.

Ven conmigo de inmediato le dijo el cacique a su hijo y este salto de inmediato y lo siguió. Al llegar a la choza de Nava, el cacique lo dejo dentro frente a frente al sacerdote y luego se fue. Kobut no sabia que hacer  y solo pudo decir “aquí estoy seño”, Nava lo miro fijamente y dijo “me doy cuenta de eso, siéntate”.

Asi que te has comportado extraño en estos días, así es – dijo el muchacho – no me extraña nada puesto que los dos cachorros han despertado en ti.

Kobut sin entender solo miro al sacerdote. Finalmente pregunto, Sabio sacerdote ¿a que se refiere?

Tu, muchacho, tienes miedo de fracasar y no cumplir con lo que todos esperan de ti, pero la solución es mas sencilla de lo que tu crees. Ahora tu has despertado a tus dos almas, a un cachorro dócil y a otro bravo dispuesto a dañar a quien sea por lograr sus metas.

Kobut extrañamente se sintió aliviado, pero también preocupado. Y pregunto ¿pero como saber cual se mostrara en mí?

Eso depende de ti simplemente, dependerá de cual sea tu elección… ¿a cual de los dos alimentaras?

Al dócil, no quiero ser malo y también quiero ayudar a mi padre.

Entonces deberás creer en ti, sin dañar, ni envidiar, y cuando el mal intente llegar a tu corazón recordaras las bondades que has tenido y el mal se espantara.

Así fue como al cabo de tres días la ceremonia se celebro y Kobut inicio su adultez con una responsabilidad mayor que ser el nuevo cacique, sino la responsabilidad de amar, amarse y ser mejor cada día.

Fin.




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