Cuando el chupete se fue de Viaje
Patricio Ortega
Mario, tu ya no eres
un bebé, así que debemos dejar irse al chupete, decía siempre Catalina la mamá
de Mario.
¡No, el chupete es
mi amigo!, respondía enojado Mario.
A Mario le gustaba
mucho su chupete, y por nada del mundo lo entregaría, o eso creía él.
Un día cuando todos
en la casa se preparaban para desayunar la abuela intencionalmente trajo un
vaso con boquilla hasta la mesa, la intención era que Mario lo viera y se
entusiasmara, y en efecto, en cuanto vio el vasito no despego la vista de el.
Que maravilla,
pensó, algo tan bonito tenia que ser suyo.
Fue así como poco a
poco Mario dejo el tan querido chupete, aunque para él no era tan sencillo
puesto que el consideraba a aquel pedacito de goma como a un amigo. Entonces
pensó, como podría engañar al chupete para que se fuera, pero sin hacerlo
sentir mal. Y corriendo se fue hasta donde su mamita a pedirle consejo.
Hijo, me parece muy
bien que quieras cuidar de los sentimientos de tu amigo, así que lo que haremos
es darle un pasaje de avión hasta Chupetelandia, para que pueda visitar a su
familia. ¿Te parece bien?
Si, dijo Mario, y así
fue como dibujo un pasaje y con la ayuda de su papá hiso un avión de papel para
el viaje de su amigo.
Cuando le entrego el
pasaje, le dijo que se cuidara y que lo quería mucho, pero era importante que
fuera a visitar a su familia, porque de seguro lo necesitaban mucho más.
Entonces el papá de Mario
recibió el pasaje, monto el chupete en el avioncito y lo hiso despegar, y por
la ventana salió velozmente y se perdió de vista.
El pequeño Mario se
quedo muy feliz y tranquilo. Lo que él no sabia es que a fuera en el jardín
estaba su mamá y ella agarro el viejo chupete, el cual guardaría en una cajita,
para que cuando su hijo creciera pudiera saludar nuevamente a su viejo amigo.
Fin.
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