Anónima
Voy a contar
una historia, tan corta como un suspiro…
Nació
Estrella Azulina con una lucecita diminuta sobre su cabeza. A medida que crecía
empezaba a tomar forma de una verdadera estrella; su cabeza, se convirtió en
una punta puntudita, sus dos brazos otras dos punticas y por último sus dos
piernas y como es humana, para diferenciarse de las estrellas de cielo, le
acomodaron un corazón en la mitad, es un punto de luz, como un rayo iluminaba,
tronaba.
Pero un día
algo le estaba sucediendo a Estrella Azulina, su rayito de luz se debilitaba,
porque llegó una estrella oscura y triste a la tierra, esta empezó a abrirles
agujeros a todas las estrellas y por allí se les fugaba su luz, su energía de
vida salía sin ningún control y se perdía en la tierra oscura y triste.
Estrella Azulina acudía aquí y allá, donde los médicos de estrellas humanas,
nada le aliviaba su fuga de energía, casi desaparece su punto de luz.
Cuando un
día, para sorpresa de Estrella Azulina, escuchó hablar de un señor reparador,
de un Reparador de Estrellas, ella pensó: otro más… y se olvidó del asunto. En
medio de su confusión y desespero salió a caminar, por un instante, sin
pensarlo enfocó su mirada al cielo, encontrando dos letras "FE", se
detuvo instantaneamente y sintiendo en su punto de luz un viento de felicidad,
repitió tres veces FE, FE, FE.
Como por
arte de magia o de la vida a cierta distancia apareció el señor Reparador de
Estrellas, dirigiéndose hacia ella. La verdad Estrella Azulina, sentía un poco
de miedo, desconfiaba. El Reparador de Estrellas se acercó lenta y
fraternalmente, abrió sus luminosas puntas lo que más pudo, abrazando
fuertemente a Estrella Azulina, se confundieron sus luces, resplandeciendo en
el cosmos, creando más semillas de luz; los dos por un instante respiraron con
la creación divina.
El Reparador
de Estrellas y Estrella Azulina, hablaban con su luz, sus palabras eran sus
ojos, danzaron movimientos de la felicidad. Él metió sus puntas de luz en el
corazón de ella, tenía clavadas tres espinas del pasado: miedo, rabia y
tristeza, el Reparador pronunciando la palabra FÉ, salieron de allí, quedando
convertidas en alas rosadas de Amor, escapando hacia el Universo de Luz.
Estrella Azulina, derramó una lágrima de cristal, cuando esta cayó al suelo, se
convirtió en un castillo, era la casa de sus sueños haciéndose realidad.
El Reparador
convirtió a Estrella Azulina en Reparadora. Ellos se abrazaron infinitamente;
la lucecita de ambos aún permanece en el corazoncito de cada uno, ella se llenó
tanto de luz, de amor y con sus destellos repara a otras estrellas, recordando
así que todos nos podemos convertir en Reparadoes de Estrellas.
Cuando
Estrella Azulina, se acuesta y mira al cielo, sabe y siente que el Reparador de
Estrellas, está allá arriba, aquí abajo, dentro, fuera, en los demás, en la
ciudad, en el país, está ahí… abrazando y dando FÉ y amor a otras Estrellas
Humanas que lo necesitan.
Para ti,
para mi, el cuento llega hasta aquí.
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