Mallas Ajustadas
Patricio Ortega Ortega.
For Alice, que pieza más magnifica, y pensar que con
ella mi mundo dio a luz la riqueza de mi alma.
Apenas y tenia cinco años cuando mi madre entono “For
Alice” en el piano del salón, maravillado quede cuando mis escuálidos músculos iniciaron
ese ritual al que todos llaman baile.
Al transcurrir los años, me talento afloro y me
convertí en el bailarín de la familia, para muchos el orgullo, para otros el
marica, nunca me importo tanto como hasta el día en que mis propios recuerdos
infantiles pusieron en jaque mis destrezas.
No era más grande de lo que soy ahora, digo en
estatura, pero apenas y tenía 19, mi primer paso al estrellato; se trataba de
un musical “Magbed” en donde me jugaría todas las cartas frente a un selecto
director de categoría mundial.
Mis pasos lo cautivaron y obtuve el papel finalmente.
Continúe con mi pasión durante años, pero al cumplir
lo 23 años, conocí a Janet, la bailarina mas grande que el mundo hubiese tenido
antes, en cuanto me miro se acercó a mi y me propuso enseñarme técnicas para
ser mejor. Día a dia practique junto a ella, feliz me sentía de estar junto a
una mujer tan magnifica, pero llego el día en que es espejo se rompió frente a
mis ojos, Nada mas acabábamos de terminar con la coreografía cuando ella se me
abalanzo y toco todo cuanto pudo, sin excepciones, nunca había experimentado
aquella vergüenza, a quien yo admiraba ahora la veía nada mas como una
cualquiera, la quite de mi y escape lo rápido que pude, pero antes de llegar a
la puerta del salón ella me grito, ¡maricón de mierda, no eres mas que un raro
que usa mallas ajustadas!
Me sentí como una basura que no tenia valor frente al
mundo, eso duro mucho tiempo, tras un depresión que me mantuvo cautivo en mi
departamento.
Ya llegaba la fecha en que se cumpliría un año de
aquel terrible incidente. Frente a mi estaba mi closet y en uno de sus cajones,
se mantenían las fotografías de mis primeras actuaciones, cuando yo y solo yo
era la estrella del show. Mi corazón comenzó a latir rápido como antes y aunque
la pena no se había marchado del todo, sabía lo que tenia que hacer ahora por
fin.
Sentí al yo de hace 10 años atrás recorrer mi cuerpo y
fue quien me impulso a salir de mi departamento y caminar por las calles con la
frente en alto nuevamente.
Hoy sé que no soy un maricón, pero orgulloso estoy de
usar aquellas mallas ajustadas.
Fin
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